La literatura se define como cualquier forma de medio escrito en prosa o verso, que expresen ideas de interés permanente o universal. En base a ésta definición, los cómics bien podrían estar dentro de ella.
Definir la literatura es complicado. Está en constante movimiento, crecimiento, transformación y eco de los cambios sociales y tecnológicos. En este sentido, definir un concepto en continua transmutación requiere un cambio constante de definición. La literatura sirve al propósito narrativo con las herramientas a su alcance, sean cuales sean en cada momento.
Un libro, por forma, se define como «una obra escrita o impresa que consta de páginas pegadas o cosidas por un lado y encuadernadas en tapas». Un cómic se aproxima a esa definición básica, y una novela gráfica, todavía mas. De hecho, hay una gran similitud entre los cómics y novelas clásicas publicadas en siglos anteriores; ambos son publicaciones con imágenes y un número variable, de palabras por página. Ambos utilizan ilustraciones y palabras para impulsar la progresión de la trama. Como ejemplo, las ilustraciones de Doré de muchas ediciones del Quijote.
El formato serial de los cómics también es típico de las prácticas editoriales literarias de tiempos pasados, bien conocidas las novelas por entregas como costumbre universal. Los lectores de mediados y finales del siglo XIX y principios del XX estaban acostumbrados a leer una pequeña sección de una historia más extensa cada semana o cada mes. Autores como Dickens publicaban sus historias en entregas, no en el formato completo al que estamos acostumbrados hoy. Los cómics, por lo tanto, se publican en un formato literario similar. Es relevante considerar que publicar una historia por partes no era una novedad cuando los cómics empezaron a aparecer.
En cuanto a fondo, los cómics suponen un alto nivel de alfabetización. Se espera que el lector de cómics integre mentalmente las claves visuales, emotivas, temporales, sonoras y narrativas: leer cómics es, por lo tanto, una experiencia mucho más compleja e inmersiva de lo que se cree. Cuanto más ejercicios realice el cerebro para extraer la historia, mayor será la recompensa. De ese modo disfrutar de la lectura de un cómic bien confeccionado implica dominar algo más que solamente la palabra escrita.
Tanto los escritores de cómics como los novelistas respetados siguen las mismas convenciones literarias tradicionales (Introducción, clímax y desenlace) más o menos alargadas, al construir su creación, lo que invalida la idea de que los cómics son menos refinados o estructurados que otras obras literarias.
La experiencia personalizada que ofrece la lectura de un cómic implica una relación más íntima entre el lector y el narrador, gracias a la poderosa conexión emocional que se crea al invertir en su lectura. La esencia y logro del cómic reside en crear un espacio que antes no existía. El éxito de la narrativa a través del cómic no reside únicamente en la "calidad" de las palabras o las imágenes, sino en el ritmo, la escala y la narrativa multisensorial y emocional, puesto que el cómic requiere y proporciona una alfabetización multimodal en su lectura.
Aún se notan los prejuicios que la gente tiene hacia este medio. Se consideraba un entretenimiento desechable; un medio con escaso valor literario. Ver el cómic como un medio sin relevancia literaria nos priva de su potencial. Con el paso de los años, el cómic ha demostrado ser una poderosa herramienta narrativa, con un enorme potencial para enseñar, inspirar y conmover a los lectores.
Es un lastre la irracional vergüenza sobre admitir ser lector de cómics. Ésta diferencia en la percepción del cómic en comparación con otros medios narrativos es una reliquia arcaica de las normas sociales propias de los años 50, donde la lectura de cómics se asocia con la ficción infantil. Por ello, muchos espacios literarios y críticos dudan en aceptar un medio considerado ficción vulgar en su comprensión de la literatura, independientemente de la rica y singular narrativa presente en el género del cómic. La alienación de los lectores de cómics se ha manifestado en la alienación del propio cómic en los espacios literarios, creando esta comprensión del cómic como literatura no convencional para personas no convencionales. Esos prejuicios y esa vergüenza, esa negación del cómic es la negación de una parte integrante del ecosistema cultural.
Pero por fortuna eso va cambiando. Penguin Random House presentó en 2022 su Penguin Classics Marvel Collection Series, que otorgó un amplio reconocimiento literario a títulos de cómic para explorar la influencia transformadora y atemporal del medio, tanto que la editorial tiene actualmente una división de cómic contando con un creciente catálogo. Por otro lado, los premios Pulitzer ganados por Maus , de Art Spiegelman , y el premio Hugo de Alan Moore por Watchmen, y el reconocimiento de medios tan respetables como la National Book Foundation, la revista TIME, Booklist, Library Journal, NPR y Publishers Weekly , así como innumerables premios, han demostrado el mérito del cómic y la novela gráfica como forma literaria.
Un cómic utiliza imágenes representativas y simbólicas, palabras, sonidos y maquetación para crear una experiencia. Es un vehículo para el lector, que viaja a través de la historia. Y, a diferencia de cualquier otro medio, controlando ritmo y dirección del mismo.
La esencia misma de la literatura siempre se ha centrado en evocar emociones y crear imágenes mediante la palabra escrita, y el uso de recursos visuales para facilitar este proceso no es una invención nueva. Los mundos inventados y las historias narradas a través de las palabras no pierden impacto al ir acompañados de medios visuales: su significado y su impacto en el lector no cambian.
Cuando examinamos la esencia, vemos que son historias, con tramas, personajes y conflictos, al igual que las novelas impresas tradicionales. En el nivel más profundo de comprensión, las novelas gráficas ofrecen al lector el mismo tipo de entretenimiento que los libros impresos: cuentan una historia que cobra vida en el papel, en forma de libro.
Los méritos del cómic como medio narrativo en el siglo XXI son incuestionables, como alimento de producciones audiovisuales ricas en narrativa, que se inspiran en cómics homónimos de formato largo. Sin embargo, es al comparar la acogida positiva de estas narrativas como ficción escrita en contraposición a sus orígenes, que se aclara la discriminación del cómic como en el ámbito literario.
Al igual que las películas, libros y canciones, los cómics son un medio, que conforman un universo de géneros variable en calidad y sofisticación. El lenguaje del cómic puede utilizarse para entretenimiento, o para crear experiencias emocionales multifacéticas.
El cómic es, en efecto, literatura. Utiliza el lenguaje, las técnicas narrativas y los elementos visuales para contar una historia, al igual que otras formas literarias. El cómic también aborda temas complejos como el amor, la pérdida y la experiencia humana. Tiene la capacidad de provocar la reflexión y evocar emociones como cualquier otra obra escrita.
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