Los fans acérrimos actuales de Dc se parecen mucho a aquellos directivos de Dc de mediados de los sesenta que criticaban a Marvel por salirse de los límites de la fórmula que habían impuesto. Estaban acostumbrados a aguantar los vaivenes y las crisis del cómic que casi habían acabado con gran parte de las editoriales del sector, y les jodía a la vez que no entendían el éxito que Marvel empezaba a tener allá por el 65-66. Se burlaban de los comentarios jocosos como ahora en las adaptaciones al cine (todas las películas del cine de acción como jungla de cristal incluyen comentarios jocosos de ese tipo y nadie protesta ni afirma que es una maratón de chistes). Pero los comentarios jocosos, las peleas internas, y los díalogos daban ya a Marvel una dimensión de aproximación a lo real dentro de una historia de ficción que Dc no supo asumir, con honrosas excepciones, hasta ya entrada la década de los 80. Todo lo que hacía era intentar copiar el estilo cagándola penosamente (incluso la serie Batman fue un caricaturesco y exagerado intento de marvelizar al personaje). Con Marvel muchos lectores de cómics se dieron cuenta de que los cómics de Dc de los 50 y 60 eran un peñazo lleno de personajes que de tan perfectos eran planísimos, díalogos aburridos e historias-fórmula, consecuencias de la autocomplacencia en la que la editorial se había malacostumbrado. Y eso cuando no eran historias directamente estúpidas para rellenar páginas.
Lo que hacía la competencia mientras tanto.
Por eso ahora cuando se ven comentarios de que las películas de Marvel son sucesiones de chistes no es más que otro pataleo de hooligans que quieren que todas la adaptaciones del cómic al cine sean un valle de lágrimas cada vez más épico y apocalíptico. Como si eso fuera más real que contra lo que braman. Al contrario, es aún más unidimensional, que en la vida hasta en medio de las putadas que lanza el mundo hay alguna ocasión de reír. Así que si los hooligans quieren reconvertir el cine de cómic en cine de terror o de arte lo tienen claro, la última película del Escuadrón suicida, The Batman, la serie Peacemaker, Shazam, y hasta la próxima Black Adam dan pistas de por donde irán los tiros próximamente. Así que, que pataleen hasta hacerse polvo o que vayan a la iglesia más cercana a encender un cirio por San Snyder y le recen seis rosarios, que va a ser indiferente. Igual que para aquellos directivos de DC de hace décadas que tampoco se enteraban.



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