Haces un repaso a algunas páginas sobre cómic en Facebook y se te caen las ganas de todo al puto suelo viendo los comentarios, y que algunos administradores ni siquiera saben de comic, como los engendros del geek de acero (oxidado) o Punisher nosequé. La mayoría de esa piara se expresan como gañanes que parecen no haber leído una página en papel en su puta vida.
Propietarios de páginas que son pequeños protonazis soplamingas que braman sin cesar, nunca tuvieron ni puta idea del tema que tienen entre manos y que les queda gigante.
Nunca se documentaron para saber que el cómic y los temas sociales siempre han ido de la mano.
Que si hay una conspiración feminista, que si en tal adaptación al cine o a la televisión cambian la etnia de tal y cual personaje, y los fans, fans desde el jueves pasado, empiezan a bramar y lloriquear. Claro que ahora la mujer tiene un protagonismo más activo y directo, me cago en Santa Claus, malditos cachos de carne con ojos. Claro que el personaje era blanco y ahora puede que no, se inventó en los años 30/40 o los 50/60, cretinoides, ¡estamos en el 2022, hostias!
Según parece, las películas sobre comic solo pueden tener un tono épico y ser un ejercicio de pedantería efectista, lo que narren o dejen de narrar no importa. Muchos que dicen ser fans del cómic, en realidad son de algunas de las películas y series, son la cosa más retrógrada que ha parido madre, con una capacidad sobrehumana de lloriquear por pequeñeces de mierda, que muchas veces son hasta inexistentes.
Los míos, los de la generación Forum, y los anteriores, los de la generación Vértice que conozco, tienen en ese sentido una mentalidad mucho más abierta, con todo el maltrato a un medio y sus aficionados que aguantamos, valoramos la influencia actual del cómic en otros medios como una época dorada de contenidos relacionados entre los que elegir. Cuando los de mi quinta, y anteriores empezamos a leer cómic además de molestarnos en conocer la historia del medio, recibíamos bien los cambios, como en la misma vida, sin estereotipos inamovibles, caducos, y enfermizos.
Pero que van a saber esos que lo único que conocen y quieren son peleas hipermusculadas y gilipolloides. Sólo van a la caza de escenas épicas con menos fondo que un plato llano, a cámara lenta, y ambientes apocalípticos hasta el vómito, sin nada que contar, como ellos.
Será mejor no gimotear tanto, habrá que leer más de verdad y no de boquilla, aprender más acerca del cómic, porque poca idea veo por ahí. Se hace necesario recordar que los caprichos no son ley, e intentemos no ser tan jodidamente mantequillas.
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