SUPERMAN EN GUERRA: GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 



Ya en 1938 Superman se enfrentó a espías extranjeros y a Emil Norvell, un rico magnate de las armas que intentó ejercer influencia en Washington, en relación con la guerra en el pequeño país sudamericano de San Monte. Superman no solo echó a Norvell de Estados Unidos, sino que lo siguió e incluso se unió al ejército de San Monte, una república imaginaria de habla española, inmersa en una guerra atroz. Pero, ¿qué república era esa? «Los indicios que van apareciendo aquí y allá, tanto de orden geopolítico (la guerra puede provocar un conflicto mundial), como militar (es una guerra de trincheras y hay combates aéreos) y los relativos a los excesos (ejecuciones sumarias de civiles y torturas) hacen pensar que los autores, si no se refieren a ella explícitamente, tienen en mente la Guerra Civil española ».


Michel Matly, investigador francés vinculado al Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III de Madrid, y doctor en Estudios Hispánicos corrobora ésta teoría tras un proceso de estudio e investigación.


Si bien es cierto que en la aventura de Superman no se toma partido por ningún bando, se inscribe contra las prácticas de la época de cierto número de industriales americanos, tales como Dupont de Nemours, Ford o General Motors, que se saltaron la no intervención en el conflicto español para enviar armas y material de guerra al campo franquista», asegura Matly, que se refiere a las ejecuciones de civiles y las torturas que aparecen en el cómic como «una de las características de la Guerra Civil más comentadas por periodistas y analistas institucionales de Estados Unidos entre 1936 y 1939».


Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster , lo llevan hasta aquella guerra lejana con un traficante de armas estadounidense para, «de manera un poco ingenua», concienciarlo de que los beneficios que saca de su negocio no son nada comparados con los horrores que provoca. Allí se le puede ver combatiendo en el frente, espiando a los rebeldes, salvando a Lois Lane de ser fusilada tras un juicio sumario, enfrentándose a unos soldados que torturan a un prisionero y raptando a los comandantes de ambos ejércitos para persuadirlos del sinsentido de la contienda fratricida. «He decidido terminar con esta guerra mediante una pelea entre los dos aquí mismo», les reprende Superman en una de las viñetas finales. «Pero, ¿por qué deberíamos luchar?», responde uno, y añade el otro: «No estamos cabreados el uno con el otro». «Entonces, ¿por qué están vuestros ejércitos combatiendo?», insiste el de Krypton. «No lo sé, ¿puedes decirlo tú?», «no, ¿y tú?», comentan estos antes de que el de DC Comics les inste a darse la mano.


Ojalá hubiera venido un Superman a hacer lo que hizo en el cómic, evitando tan negro período como sobrevino después, pero la historia es inamovible.

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